He sido pastor de la misma congregación por más de veintidós años, ¿y quieres saber qué es lo que causa problemas en la iglesia? No hay nada que cause más problemas que diluir el evangelio.
John Stott ha dicho: «El diablo desestabiliza a la iglesia tanto por medio del error como de la maldad. Cuando no puede atraer a los cristianos al pecado, los engaña con la falsa doctrina».
Y John Perkins ha comentado: «Hay algo erróneo en las bases del evangelismo americano. Creo que hemos perdido el evangelio —el poder reconciliador de Dios, que es la parte esencial del cristianismo— y hemos sido negligentes respecto al crecimiento de la iglesia. Hemos aprendido a imitar a la iglesia, pero nos hemos olvidado del mensaje».
Amigos, los escándalos morales relacionados con el sexo y el dinero mancillan el testimonio de la iglesia. Las disputas familiares pueden destrozar a la iglesia en pedacitos. El chismorreo y la envidia, la mundanidad y el egoísmo pueden carcomerla. Pero la enseñanza del falso evangelio mata el corazón y la mismísima esencia de la iglesia. El falso evangelio establece una hoja de ruta completamente errónea; sus datos están contaminados, sus suposiciones están equivocadas y su material es defectuoso. Así que, si realmente quieres dañar a la iglesia, empieza por enseñar un evangelio diferente.
La iglesia que no tiene claro el evangelio es como el conductor de Uber que está ciego. Es como un historiador olvidadizo. Es como un pintor daltónico. La iglesia que no tiene claro el evangelio es totalmente inservible. Es como aquella salida de emergencia que está bloqueada. Es un ascensor que lleva directo al Infierno.
Pastores, esta es una de las razones por la que debemos continuar predicando el evangelio. Debemos asegurarnos de que el próximo hombre que contraten cuando nosotros nos vayamos tenga claro el evangelio porque todos los que están aquí deben conocer claramente el evangelio y entenderlo. Debemos continuar predicando el evangelio.
No sé si Jason va a contar la historia mañana por la mañana, pero cuando le preguntaron una vez a Martin Lutero por qué estaba predicando acerca de la justificación solo por fe por vigésima vez, dijo que era porque la gente no lo recordaba después de la decimonovena.
Continuad predicando el evangelio. Debemos perseverar en la verdad y estar seguros de que perseveramos en la verdad, y no debemos permitir que nuestra predicación se transforme poco a poco en un evangelio diferente. Este cambio puede ser sutil. Puede que no neguemos abiertamente el evangelio, pero podemos llegar a ignorarlo. Podríamos llegar a pensar algo así: «Bueno, aquí todo el mundo ha escuchado el evangelio. Lo han entendido. Hasta los incrédulos lo han escuchado mil veces. Ahora voy a predicar acerca de cosas más interesantes».
Oh, hermano, si esto es lo que piensas antes de predicar, cuando planeas una serie de sermones o cuando estás trabajando en un sermón, revisa tu corazón y revisa tu Biblia. Confiesa con honestidad a tu grupo de ancianos que estás teniendo esta clase de pensamientos, y llámalo por su nombre. Es una tentación. Y es una tentación que no le hará ningún bien a la congregación que el Señor te ha llamado a pastorear.
Mark Dever es pastor de la Iglesia Bautista Capitol Hill en Washington, D.C., presidente de 9Marks (un ministerio para iglesias y líderes de iglesias), y autor de muchos libros, incluyendo Nueves Marcas de una Iglesia Saludable. Él y su esposa, Connie, tienen dos hijos.