Una porción del cielo en la tierra, eso es lo que era el Edén. «Y Jehová Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso allí al hombre que había formado» (Gn 2:8). Dios tenía maravillosos planes para este lugar, esta pequeña porción del cielo en la tierra.
Dios creó al primer hombre, al cual llamó Adán. «Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase» (Gn 2:15). Adán debía convertirse en el protector de este huerto. Se le dio autoridad sobre este hermoso lugar. Era una gran responsabilidad y para esto, necesitaría ayuda.
Así fue como Dios decidió crear a la mujer para ayudar al hombre, y la llamó Eva. En Génesis 1:28 Dios les ordena multiplicarse: «Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra». En esta cita podemos ver que estaba trabajando en un proyecto de crecimiento. La intención de Dios era que el huerto se extendiera para que toda la tierra se convirtiera en un hogar, un hogar para compartirlo con todos los que habían sido creados a su imagen y semejanza.
De huerto a templo
Mientras Adán y Eva trabajaban y cuidaban el huerto, el Edén se extendería más allá de sus confines, y crecería la gloria de su reinado. Al multiplicarse, más descendientes a imagen de Dios vendrían a glorificarlo, disfrutando de él eternamente. Como Adán y Eva fueron hechos a la imagen de Dios, si le obedecían, representarían a Dios y su creación de una manera aún más gloriosa.
Pero el mal se infiltró en el huerto en forma de serpiente, y Adán no logró vencerlo. Adán y Eva escucharon a la serpiente, le creyeron y decidieron hacerle caso a ella, en lugar de obedecer a Dios, su Creador. Habiéndose convertido en personas impías, ya no podían vivir en este paraíso terrenal, en presencia de un Dios santo, así que fueron sacados.
Después, Dios crearía otra porción del cielo en la tierra. Era el Lugar Santísimo, donde bajaba para habitar entre su pueblo. Pero el sumo sacerdote de Israel era el único que podía entrar en este lugar tan espacial, en esta porción del cielo en la tierra, y solo una vez al año. Con el tiempo, esta santa morada también fue manchada por el pecado de las personas.
Del Templo al Hijo
Entonces, Dios envió a su Hijo. Cuando Jesús comenzó su ministerio anunció en Mateo 4:17 que el reino de los cielo estaba cerca: «Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado». El cielo se presentó en la tierra en la persona de Jesús, el segundo Adán. Vino a tomar el pecado de un pueblo impío sobre sí mismo y a darles su propia santidad perfecta. ¿Por qué? Para que el deseo de Dios de compartir un hogar con sus hijos, creados a su imagen, se convierta en una realidad que su pueblo disfrutaría eternamente.
Jesús, el Rey del cielo, va a venir de nuevo a esta tierra. Ya no solo será una porción del cielo en la tierra, como lo fue el huerto de Edén. Será mucho más grande. «Porque la tierra será llena del conocimiento de la gloria de Jehová, como las aguas cubren el mar». (Hab 2:14). Imagínalo de esta manera, a donde sea que voltees, todo lo que se podrá ver será la bondad y la gloria de Dios.
¿Cómo será el cielo?
Cuando el cielo venga a la tierra, estará lleno de personas creadas a la gloriosa imagen de Dios. Todos serán completamente felices, sin miedo, y llenos de amor. Será posible conocer muchas personas interesantes. «Y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación». (Ap 5:9). Qué alegría será estar rodeado de hermanos y hermanas de diferentes épocas, tendrán muchas historias que contar sobre cómo el Padre los eligió, el Hijo los rescató, y el Espíritu los transformó y los sustentó.
El huerto de Edén fue mancillado cuando Satanás invadió esta porción de cielo en la tierra en forma de serpiente, trayendo consigo mentiras, rebelión, destrucción y muerte. Pero en el cielo no puede entrar nada de esto: «No entrará en ella ninguna cosa inmunda, o que hace abominación y mentira, sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero». (Ap 21:27). No habrá nada que temer, ni tentaciones que vencer, ni motivos para avergonzarse. No habrá más dolor ni muerte. Solo seguridad perfecta e interminable.
Los problemas matrimoniales del huerto serán superados
En Apocalipsis 21:2 menciona: «Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido». En la eternidad, como la novia de Cristo, seremos totalmente amados por nuestro santo esposo. Será el mejor de todos los matrimonios y nunca terminará.
La desnudez del huerto será cubierta
Dios nos vestirá de lino blanco lavado por la sangre del Cordero. Nos vestiremos con ropas reales de justicia, apropiadas para reinar con Cristo. El descanso sabático, un día de cada siete, dará paso a un día eterno de gozo de todo lo que Dios ha creado, todo lo que Dios ha hecho y todo lo que Dios es.
La barrera del árbol de la vida en el huerto será eliminada
El árbol de la vida que estaba en medio del huerto de Edén estará allí, pero se habrá expandido a cada lado del río. En lugar de producir solo un tipo de fruta, producirá doce tipos de fruta. Y en lugar de una cosecha de fruta al año, producirá una nueva cosecha de fruta cada mes.
La abundancia y el gozo del nuevo cielo y la nueva tierra superará lo que Adán y Eva conocieron en el huerto de Edén. La persistente sensación de descontento a la vida de este mundo desaparecerá para siempre, ya que el fruto de este árbol nos llenará plenamente y para siempre.
El hogar donde esta todo lo que hemos anhelado
Y no es solo que el fruto de este árbol nos alimente. Las hojas de este árbol nos curarán. De hecho, las hojas de este árbol lo curarán todo. Todas las cicatrices del pecado serán sanadas. Todas las heridas infligidas por palabras hostiles, la infección de actitudes cínicas y el daño ocasionado por el racismo, todo esto será sanado. Todas las cicatrices emocionales del abuso, el dolor emocional causado por el divorcio, la discordia social causada por el orgullo y la corrupción causada por la codicia, todo esto también será sanado.
Mucha gente habla de lo que Dios está preparando para su pueblo como una restauración de huerto de Edén. Pero, amigos míos, es mucho mejor que eso. El hogar que Dios quiere compartir con su pueblo por toda la eternidad será mucho más seguro, llenará todas nuestras necesidades y será aún más glorioso que el huerto de Edén original. Un día su Reino vendrá y su voluntad se hará en la tierra como en el cielo. Será todo lo que siempre hemos anhelado. Va a ser incluso mejor que el huerto de Edén.