Una recompensa radical

Lo que Jesús quiere decir en este pasaje es
que él mismo es la compensación por todos
los sacrificios.

Si usted renuncia al cariño, cercanía y
cuidado de una madre, recibirá cien veces el
cariño y cuidado de Cristo siempre presente.
Si usted renuncia a la afectuosa camaradería
de un hermano, recibirá cien veces el afecto
y la camaradería de Cristo.
Si usted renuncia a la sensación de estar en
su hogar que tenía en su casa, recibirá cien
veces el consuelo y la seguridad de saber que
al Señor le pertenecen todas las moradas.

A los futuros misioneros, Jesús les dice:
«Prometo trabajar para ti y estar contigo hasta
el punto que no podrás decir que nada de lo
que has hecho fue un sacrificio».

¿Cuál fue la actitud de Jesús hacia el espíritu
«sacrificial» de Pedro? Pedro dijo:
«Nosotros lo hemos dejado todo y te hemos
seguido» (Marcos 10:28)
¿Es ese el espíritu de abnegación ordenado por
Jesus? No, sino que lo reprende.

Jesús dijo: «Nadie jamás hace ningún sacrificio
por mí que yo no le retribuya cien veces; sí, en
un sentido incluso en esta vida, sin mencionar
la vida eterna de los siglos venideros».

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