Trabajamos por gracia

Pablo se dio cuenta que la primera parte
de este versículo podrí?a malinterpretarse.
Por eso continuó diciendo: «aunque no yo,
sino la gracia de Dios en mí».

Este pasaje no dice que Pablo obedece a Cristo
como agradecimiento por la gracia que recibió
en el pasado. Dice que, en todo momento, la
gracia venidera de Dios capacitó a Pablo para
hacer su trabajo.

¿Realmente dice eso? ¿Acaso no dice simplemente
que la gracia de Dios trabajó con Pablo? No,
dice más que eso. Tenemos que aceptar lo que las
palabras «aunque no yo» significan. Pablo quería
exaltar la gracia de Dios que recibía momento tras
momento, de tal manera que quedara claro que no
era él mismo quien en última instancia realizaba
el trabajo.

Aun así, él tiene parte en el trabajo:
«he trabajado mucho más que todos ellos».
Él trabajó, pero dijo que fue por la gracia de
Dios para con él.

Si tenemos en consideración todas las partes del
versículo, el resultado final es el siguiente:
la gracia es el ejecutor decisivo en la obra de
Pablo. Como Pablo también es partícipe de su
trabajo, la manera en que la gracia se convierte
en el ejecutor decisivo es convirtiéndose en el
poder que capacita a Pablo para hacer su trabajo.

Por esto entiendo que, mientras Pablo enfrentaba la
carga diaria del ministerio, agachaba la cabeza y
confesaba que a menos que le fuera otorgada gracia
venidera para el trabajo de ese día, él no sería
capaz de realizarlo.

Él recordaba las palabras de Jesús: «separados
de mí nada podéis hacer» (Juan 15:5). Por eso
oraba pidiendo gracia venidera para cada día y
confiaba en la promesa de que esa gracia vendría
con poder. «Y mi Dios proveerá a todas vuestras
necesidades, conforme a sus riquezas en gloria
en Cristo Jesús» (Filipenses 4:19).

Luego él trabajaba con todas sus fuerzas.