Sus tiempos son perfectos

Todo ministerio es en el futuro: en un momento,
en un mes, en un año, o en una década. Tenemos
tiempo de sobra para inquietarnos por nuestra
ineptitud; pero cuando eso sucede, debemos
recurrir a la oración.

La oración es la forma de fe que nos conecta hoy
con la gracia que nos hará aptos para llevar a cabo
el ministerio de mañana. El momento oportuno lo es
todo.

¿Qué pasaría si la gracia llegara muy temprano o
muy tarde? La traducción tradicional de Hebreos 4:16
esconde una promesa preciosa relacionada a esa pregunta.
Necesitamos una traducción más literal para verla.

La redacción más tradicional dice algo así: «Así? que
acerquémonos confiadamente al trono de la gracia para
recibir misericordia y hallar la gracia que nos ayude
en el momento en que más la necesitemos». El griego
original detrás de la frase «gracia que nos ayude en el
momento que más la necesitemos», traducido literalmente
sería: «gracia para la ayuda oportuna».

El punto es que la oración es la manera de hallar gracia
venidera para la ayuda oportuna. Esta gracia siempre
llega a tiempo desde el «trono de la gracia». La frase
«trono de la gracia» significa que la gracia venidera
proviene del Rey del Universo, quien determina los tiempos
por su propia autoridad (Hechos 1:8).

Sus tiempos son perfectos, pero raramente coinciden
con los nuestros: «Porque mil años ante tus ojos son
como el día de ayer que ya pasó » (Salmos 90:4).
A nivel mundial, él fija los tiempos para el auge y
la caída de las naciones (Hechos 17:26). A nivel
personal, Salmos 31:15 dice: «En tu mano están
mis años».

Cuando nos preguntamos por el tiempo oportuno de la
gracia venidera, debemos pensar en el «trono de la gracia».
Nada puede estorbar el plan de Dios de enviarnos gracia
en el momento en que es mejor para nosotros. La gracia
venidera es siempre oportuna.

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