Siete motivos para no preocuparse (Parte 2)

Mateo 6 contiene al menos siete promesas diseñadas
por Jesús para ayudarnos a pelear la buena batalla
contra la incredulidad y liberarnos así de la
ansiedad. En la Parte 1 vimos las promesas 1 y 2;
hoy veremos las promesas 3 y 4.

PROMESA 3: ¿Y quién de vosotros, por ansioso que
esté, puede añadir una hora al curso de su vida? Y
por la ropa, ¿por qué os preocupáis? (Mateo 6:27-28).

En cierto modo, esta también es una promesa, la
simple promesa de la realidad: la ansiedad no nos hará
ningún bien. Este no es el argumento principal, pero
a veces simplemente tenemos que ponernos firmes con
nosotros mismos y decirnos: «Alma, este afán es
absolutamente inútil. No solo estás trastornando tu
propio día, sino el de otras personas por igual.
Déjalo en manos de Dios y sigue haciendo tu trabajo».

La ansiedad no logra nada que valga la pena.

PROMESA 4: Observad cómo crecen los lirios del
campo; no trabajan, ni hilan; pero os digo que ni
Salomón en toda su gloria se vistió como uno de estos.
Y si Dios viste así la hierba del campo, que hoy es y
mañana es echada al horno, ¿no hará mucho más por
vosotros, hombres de poca fe? (Mateo 6:28-30).

Nosotros tenemos una prioridad mucho más alta para
Dios que las flores del campo, porque viviremos para
siempre, y así podremos darle alabanza eterna.

No obstante, Dios tiene tal cantidad de energía
creativa y de cuidado por su creación, que los derrama
abundantemente aun sobre las flores, que se marchitan
tan solo en cuestión de días. Por lo tanto, sin lugar
a dudas, él invertirá la misma energía y capacidad
creativa en el cuidado de sus hijos, que vivirán para
siempre.

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