¿Cómo llamamos a los no nacidos que están en el útero?
Si una entidad es un ser vivo, ¿no es una vida? Si tu persona comenzó como una única célula, ¿cómo puede ese óvulo fecundado ser otra cosa que ser humano? ¿No es más correcto decir que fuiste un embrión que decir que simplemente vienes de uno?
Entonces, ¿cuándo tiene derecho a la vida un ser humano?
¿Diremos que el tamaño importa? ¿El niño no nacido es demasiado pequeño para merecer nuestra protección? ¿Las personas grandes son más valiosas que las pequeñas? ¿Los hombres son más humanos que las mujeres? ¿Los jugadores de rugby tienen más derechos que los jinetes de carreras? ¿Es que la vida que hay en el vientre no cuenta porque no puedas tomarla en brazos, o porque solo puedas verla en una pantalla?
¿Debemos hacer del desarrollo intelectual y la capacidad mental la medida de nuestro valor? ¿Los niños de tres años son menos valiosos que los de trece? ¿El niño no nacido no es plenamente humano porque no pueda hablar o contar o tener consciencia de sí mismo? ¿El bebé que hace arrullos en la cuna tiene que sonreír o agitar la mano o recitar el alfabeto antes de merecer un día más de vida? Si es necesaria una expresión de agudeza mental básica para ser un miembro de pleno derecho de la comunidad humana, ¿qué haremos con el comatoso, el muy anciano o la madre de cincuenta años con Alzheimer? ¿Y qué pasa mientras dormimos?
¿Le negaremos el derecho a la vida al niño no nacido por el lugar donde vive? ¿Puede el entorno darnos valor o quitárnoslo? ¿Valemos menos dentro que fuera? ¿Nos pueden matar de forma más justa mientras buceamos? ¿El lugar donde estamos determina quiénes somos? ¿El trayecto de veinte centímetros por el canal de parto nos hace humanos? ¿Este cambio de escenario convierte «cosas» en personas? ¿Es el amor una condición del lugar?
¿Debemos reservar la dignidad humana solo para aquellos humanos que no dependan de otros? ¿Merecemos vivir solo si podemos vivir por nuestra cuenta? ¿Es el feto de cuatro meses menos que humano porque necesita a su madre para vivir? ¿Es el bebé de cuatro meses menos que humano porque todavía sigue necesitando a su madre para vivir? ¿Y si alguien depende de diálisis o de insulina o de un aparato respirador? ¿El valor se desprende de una vitalidad plenamente funcional? ¿La independencia es un requisito previo para la identidad humana? ¿Valemos solo lo que podamos pensar, lograr y hacer por nosotros mismos?
Si una vida no nacida es una vida humana, ¿qué puede justificar ponerle fin? ¿Sería correcto quitarle la vida a tu hijo en su primer cumpleaños porque te llegó en unas circunstancias tristes y trágicas? ¿Permitirías que atropellaran a tu hijo de 18 meses porque te hace complica la vida? ¿Merece un niño de tres años morir porque creemos que merecemos poder elegir?
¿Qué mereces ahora? ¿Cuáles son tus derechos como persona humana? ¿Tenías esos mismos derechos hace cinco años? ¿Y antes de saber conducir? ¿O cuando usabas ruedines en la bici? ¿Eras menos que completamente humano cuando jugabas en el arenero? ¿Y cuando usabas un babero? ¿Cuando te amamantabas en el pecho de tu madre? ¿Cuando tu padre te cortó el cordón? ¿Cuando flotabas en ese medio acuático y dabas pataditas contra esa pared tan curiosa? ¿Cuando sonó tu corazón en el monitor por primera vez? ¿Cuando te crecieron las uñas por primera vez? ¿Cuando se formaron tus primeras células?
¿Cómo llamaremos al niño que está en el útero? ¿Un feto? ¿Un misterio? ¿Un error? ¿Un asunto político? ¿Y si la ciencia y las Escrituras y el sentido común nos llevan a llamarlo persona? ¿Y si ese feto no nacido, ese bebé que siempre se mancha, esa niña que se tambalea, esa adolescente alborotadora, esa estudiante de primero de universidad, esa novia ruborizada, esa madre primeriza, esa mujer trabajadora, esa abuela orgullosa, y esa vieja amiga con demencia no difieren en categoría sino solo en grado de desarrollo? ¿En qué punto del proceso comienza y termina nuestra humanidad? ¿Dónde se vuelve valiosa la vida? ¿Cuándo valemos algo? ¿Cuándo se convierten los derechos humanos en nuestros derechos? ¿Qué pasa si el Dr. Seuss tenía razón y una persona es una persona, no importa cuán pequeña sea?
¿Por qué celebrar el derecho a matar lo que una vez fuiste? ¿Por qué negar los derechos del pequeño que es lo mismo que eres tú?
Kevin DeYoung (MDiv, Seminario Teológico Gordon-Conwell) es pastor principal de la Iglesia Christ Covenant en Matthews, Carolina del Norte, presidente de la junta de The Gospel Coalition, profesor asistente de teología sistemática en el Seminario Teológico Reformado (Charlotte) y candidato a doctorado en la Universidad de Leicester. Es autor de numerosos libros, incluyendo Just Do Something. Kevin y su esposa, Trisha, tienen siete hijos.