Predicando el evangelio en funerales

Predicando el evangelio en funerales

El consejo más útil que he recibido sobre predicar en un funeral por alguien que no conocía es: «No les prediques sobre el cielo. No les prediques sobre el infierno. Sólo predica el evangelio para las personas que estén allí». Este principio captura nuestra tarea sin importar el tipo de funeral que hagamos. Irónicamente, aunque nos enfocamos en recordar y celebrar la vida del difunto, el servicio fúnebre, en el fondo, es para los que asisten.

El evangelio debe ser predicado claramente en el sermón. Sólo cuando podamos estar seguros personalmente de la conversión de una persona deberíamos sentirnos cómodos en hablar de la recompensa celestial que él/ella ahora ha recibido. Si hay alguna incertidumbre en tu mente, que casi necesariamente será el caso cuando prediques en el funeral de alguien que nunca conociste, enfocarte en el evangelio será lo mejor para tus oyentes. Es mejor resistir la tentación de dar un falso consuelo sobre el cual tienes poco o ningún fundamento.

Un sermón en un funeral no debería exceder los 20 minutos y debería destacar estas tres categorías, expuestas preferiblemente desde uno o más textos de la Escritura:

1) Reconoce la necesidad de llorar

La historia acerca de Jesús resucitando a Lázaro de los muertos (Juan 11) es especialmente útil en este punto. Si Jesús llora por la pérdida de un amigo, nosotros también deberíamos hacerlo. A menudo comparto el momento en el que mi padre me sentó junto a mi esposa cuando descubrimos que habíamos perdido a nuestro segundo hijo; él nos exhortó a tomar un tiempo para llorar por este niño, instruyéndonos cómo hacerlo.

Nunca asumas que las personas entienden que la tristeza es conveniente, o que ellos saben cómo lidiar con su duelo simplemente hablando de su ser querido fallecido. En realidad, muchos no quieren hablar de ello por el dolor sentido en la pérdida. Muchos pastores saben que con frecuencia, años más tarde, las personas aprenden el valor de este proceso, al superar eventualmente el duelo con algo de orientación pastoral.

2) Da a conocer claramente la esperanza del evangelio

No puede haber verdadera esperanza en medio del dolor, sino es por la esperanza que tenemos en el evangelio. Es por eso que la segunda y tercera parte de un sermón fúnebre se centra en la persona y obra de Cristo. Sea cual sea el texto que decidas predicar, asegúrate de ser capaz de enfocarte en los elementos claros del evangelio: La santidad de Dios, la pecaminosidad del hombre y el merecido juicio, la perfecta persona de Cristo y su obra expiatoria para salvarnos, y nuestra respuesta esencial para arrepentirnos y creer en Cristo.

3) Llama a tus oyentes a responder al evangelio

Para hacerlo de manera correcta y eficaz, debes prepararte sabiendo tanto como puedas acerca de tus oyentes, así como del fallecido. Deberías asumir que asistirán personas cristianas y no cristianas. Deberías asumir que todos han venido con una comprensión preconcebida de cómo recibir la vida eterna. Por ejemplo, participé en un funeral donde el 99% de los presentes eran católicos devotos, otro donde la mayoría de las personas eran mormones, y otro donde nadie en el lugar había pisado una iglesia.

En cada caso, expliqué el evangelio con claridad, llamé a mis oyentes a arrepentirse de sus pecados, a creer en Cristo, y a confiar en él. No obstante, en cada una de estas distintas situaciones, los llamé a responder al evangelio de forma diferente, dependiendo de su compresión preconcebida de las «buenas nuevas». Exhórtales a tomar un tiempo para llorar. Predica el evangelio de forma clara y sencilla. Ayúdales a entender su necesidad de Cristo, ya que la muerte está delante de ellos. Llámalos a arrepentirse y a creer.

Escrito por Brian Croft, es el pastor de la Iglesia Bautista de Auburndale en Louisville, KY. Él escribe con frecuencia en practicalshepherding.com. Lo puedes encontrar en Twitter en @PastorCroft.

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