No más temor a la muerte

¿Cómo nos libera Cristo del temor a la muerte
y nos hace libres para vivir totalmente
rendidos en un amor capaz de decir, «nos
pueden despojar de bienes, nombre, hogar; el
cuerpo destruir»?

Por cuanto los hijos participan de carne y
sangre

El término «hijos» se toma del versículo
anterior y se refiere a la descendencia
espiritual de Cristo, el Mesías. Estos
también son los «hijos de Dios». En otras
palabras, al enviar a Cristo, Dios tiene
especialmente en vista la salvación de sus
«hijos».

Él igualmente participó también de lo mismo
[carne y sangre]

El Hijo de Dios, quien existió antes de la
encarnación como el Verbo eterno (Juan 1:1),
se hizo carne y sangre, y vistió su deidad
con humanidad. Se hizo completamente hombre
y permaneció completamente como Dios.

Para… mediante la muerte

La razón por la que Cristo se hizo humano
fue para morir. Dios no podía morir por los
pecadores antes ser encarnado; pero unido
a carne y sangre podía hacerlo. Su objetivo
era morir. Por lo tanto, tenía que nacer como
humano.

Para anular mediante la muerte el poder de
aquel que tenía el poder de la muerte, es
decir, el diablo

Al morir, Cristo le quita el poder al diablo.
¿Cómo lo hizo? Cubriendo todo nuestro pecado
(Hebreos 10:12). Esto quiere decir que Satanás
ya no tiene fundamentos legítimos para
acusarnos delante de Dios. «¿Quién acusará a
los escogidos de Dios? Dios es el que justifica»
(Romanos 8:33). ¿En base a qué nos justifica?
A través de la sangre de Cristo (Hebreos 9:14;
Romanos 5:9).

El arma más eficaz de Satanás contra nosotros
es nuestro propio pecado. Si la muerte de
Jesús lo suprime, el arma principal del diablo
ha sido arrebatada de la mano. Él ha quedado
sin poder alguno en ese sentido.

Y librar a los que por el temor a la muerte
estaban sujetos a esclavitud durante toda la
vida.

Por los tanto, somos libres del temor de la
muerte. Dios nos justificó. Tenemos por delante
todo un futuro de gracia. Satanás no puede anular
ese decreto. Y Dios desea que nuestra seguridad
final tenga un efecto inmediato en nuestra vida.
Él anhela que el final feliz acabe con la
esclavitud y el temor del presente.

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