Lo que significa orar por nuestro enemigo

Orar por nuestros enemigos es una de las formas
del amor más profundas porque significa que
verdaderamente queremos que algo bueno les suceda.

Puede ser que hagamos cosas buenas por nuestros
emigos sin ningún deseo genuino de que les
vaya bien. Pero orar por ellos es algo que
hacemos en la presencia de Dios, quien conoce
nuestro corazón, y la oración consiste en
interceder delante de Dios por ellos.

Podría ser que orásemos por la conversión de
ellos, podría ser por su arrepentimiento. Podría
ser para que se despierten de la enemistad de su
corazón. Podría ser para que abandonen esa espiral
descendente del pecado, inclusive si se necesitara
una enfermedad o calamidad para lograrlo.
Cualesquiera fuere el caso, la oración que Jesús
tiene en mente aquí es siempre por su bien.

Esto es lo que Jesús hizo mientras estaba colgado
en la cruz:
Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen
(Lucas 23:34).
Y eso fue lo que hizo Esteban mientras lo
apedreaban:
Cayendo de rodillas, clamó en alta voz: Señor, no
les tomes en cuenta este pecado
(Hechos 7:60).

Jesús nos llama no solo a hacer buenas obras a
nuestros enemigos, como saludarlos y ayudarlos en
sus necesidades; él también nos llama a desear lo
mejor para ellos, y a expresar esos deseos en
oraciones cuando el enemigo no esté alrededor.

Nuestro corazón debería desear su salvación y
anhelar la presencia de ellos en el cielo y querer
su felicidad eterna. Entonces oramos como lo hizo
el apóstol Pablo por los judíos, muchos de los
cuales no le hicieron la vida muy fácil.
El deseo de mi corazón y mi oración a Dios es por
la salvación de ellos
(Romanos 10:1).

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