La visitación más esperada

Observemos dos puntos dignos de destacar en las
palabras de Zacarías de Lucas 1.

En primer lugar, nueve meses atrás Zacarías no
pudo creer que su esposa daría a luz un hijo.
Ahora, lleno del Espíritu Santo, está tan
convencido de la obra redentora de Dios en el
futuro Mesías, que lo expresa en tiempo pasado.
Para la mente que tiene fe, una promesa hecha
por Dios equivale a estar ya cumplida. Zacarías
había aprendido a confiar en la palabra de Dios
y por eso hizo una afirmación notable:
«¡Dios nos ha visitado y nos ha redimido!».

En segundo lugar, la venida de Jesús el Mesías
es una visitación de Dios al mundo: «el Señor,
Dios de Israel… nos ha visitado y ha efectuado
redención». Durante siglos, el pueblo judío había
languidecido bajo la convicción de que Dios se
había apartado de ellos: el espíritu de profecía
había cesado e Israel había caído bajo el Imperio
Romano. Todas las personas piadosas de Israel
esperaban la visitación de Dios. Lucas 2:25 dice
que el devoto Simeón «esperaba la consolación de
Israel». Y en Lucas 2:38, Ana oraba sin cesar
porque «esperaba la redención de Jerusalén».

Eran días de gran expectativa. La tan esperada
visitación de Dios estaba a punto de acontecer.
De hecho, llegaría de la forma menos esperada.

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