La salvación de Pablo fue para nosotros

La conversión de Pablo fue para
nosotros.
Debemos tomar esto de un modo muy personal.
Dios nos tenía en mente cuando eligió a
Pablo y lo salvó por medio de su gracia
soberana.

Si creemos en Jesús para vida eterna
—o si todavía pueden creer en él para
vida eterna— la conversión de Pablo fue
para nuestro beneficio. Es para hacer
la increíble paciencia de Cristo vívida
para nosotros.

La vida de Pablo antes de su conversión
fue una larga, larga prueba para Jesús.
«¿Por qué me persigues?», preguntó Jesús.
«¡Es a mí a quien persigues con tu vida
de incredulidad y rebelión!». Dios había
escogido a Pablo antes de su nacimiento.
Por lo tanto, toda su vida hasta ese momento
había sido una gran seguidilla de injurias
contra Dios, un prolongado rechazo y una
constante burla al Jesús que lo amó.

Por esa razón, Pablo dice que su conversión
es una demostración brillante de la paciencia
de Jesús. Y esto es lo que él les ofrece hoy.

Fue por nosotros que Jesús lo hizo de la manera
que lo hizo. Para «demostrar toda su paciencia»
a nosotros. Para que no nos invada el desánimo.
No vaya a ser que pensemos que en realidad él
no puede salvarnos.

No vaya a ser que pensemos que es propenso a la
ira. No vaya a ser que pensemos que hemos ido
demasiado lejos. No vaya a ser que pensemos que
aquella persona que amamos no puede convertirse
de pronto, en el momento menos esperado, por la
soberana y superabundante gracia de Jesús.

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