Jesús pagó por nuestra perseverancia

Lo que este pasaje significa es que el nuevo
pacto, prometido más explícitamente en Jeremías
31 y 32, fue asegurado y sellado por la sangre
de Jesús. El nuevo pacto se cumple porque Jesús
murió para establecerlo.

¿Qué nos asegura el nuevo pacto a todos los que
pertenecemos a Cristo? Perseverancia en la fe
hasta el final.

Observemos lo que dice Jeremías 32:40:
Haré con ellos un pacto eterno, por el que no me
apartaré de ellos, para hacerles bien, e infundiré
mi temor en sus corazones para que no se aparten
de mí.

El pacto eterno —el nuevo pacto— incluye una promesa
inquebrantable: «Infundiré mi temor en sus corazones
para que no se aparten de mí». No podrán. No lo harán.
Cristo selló este pacto con su sangre. Él compró
nuestra perseverancia.

Si hoy están perseverando en la fe, se lo deben a
la sangre de Jesús. El Espíritu Santo, quien está
obrando en ustedes para preservar su fe, honra el pago
de Jesús. Dios Espíritu obra en nosotros lo que Dios
Hijo obtuvo para nosotros. El Padre lo planeó, Jesús
lo compró, el Espíritu lo aplica: todos ellos obran
con infalibilidad.

Dios está totalmente comprometido con la seguridad
eterna de sus hijos comprados con su sangre.

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