El mandamiento que da vida

Cuando Jesús le ordenó a Lázaro que se
levantara de entre los muertos, ¿cómo
hizo él para obedecer esa orden?
Juan 11:43 dice: «[Jesús] gritó con
fuerte voz: ¡Lázaro, ven fuera!». Esa
fue una orden dirigida a un hombre que
estaba muerto. El siguiente versículo
observa: «Y el que había muerto salió,
los pies y las manos atados con vendas».

¿Cómo es que Lázaro hizo eso? ¿Cómo hace
un hombre muerto para obedecer la orden
de volver a la vida? La respuesta parece
ser la siguiente: el mandamiento incluye
el poder para generar nueva vida. La
obediencia al mandamiento significa hacer
lo que la gente viva hace.

Esto es sumamente importante. El
mandamiento de Dios «levántate
de entre los muertos» lleva consigo el
poder que necesitamos para obedecerlo. No
lo obedecemos generando esa vida, sino
que lo obedecemos al hacer lo que la gente
con vida hace —Lázaro salió afuera—. Él se
levantó y fue adonde estaba Jesús. El
llamado de Dios genera vida.Nosotros
respondemos por el poder que el llamado ha
generado.

En Efesios 5:14, Pablo dice:
«Despierta, tú que duermes, y levántate
de entre los muertos, y te alumbrará
Cristo». ¿Cómo obedecemos la orden de
despertarnos cuando estamos dormidos? Si
su casa tuviera monóxido de carbono en
el ambiente y alguien gritara:«¡Despiértense!
¡Sálvense! ¡Salgan afuera!», ustedes no
responderían despertándose ustedes mismos.

Los despertaría la advertencia, dada en voz
alta y de manera enérgica. Ustedes
responderían haciendo lo que la gente que
está despierta haría frente al peligro. Se
levantarían y saldrían de su casa. El llamado
genera el despertar. Respondemos en el poder
que el llamado ha generado.

Creo que esa es la explicación de por qué la
Biblia presenta paradojas en cuanto al nuevo
nacimiento: esto es, que debemos obtener un
corazón nuevo para nosotros mismos, pero que
es Dios el que crea el nuevo corazón. Por
ejemplo:

Deuteronomio 10:16: «Circuncidad, pues, vuestro
corazón»; y Deuteronomio 30:6: «el Señor tu
Dios circuncidará tu corazón».

Ezequiel 18:31: «haceos un corazón nuevo y un
espíritu nuevo»; y Ezequiel 36:26: «os daré un
corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo
dentro de vosotros».

Juan 3:7: «Os es necesario nacer de nuevo»;
y 1 Pedro 1:3: «[Dios] nos ha hecho nacer de
nuevo».

La manera de obedecer el mandamiento de nacer
es primero tener la experiencia del don
divino de la vida y el aliento, y luego hacer
lo que la gente que tiene vida y aliento
hace: clamar a Dios en fe, gratitud y amor.
Cuando el mandamiento de Dios viene con el
poder del Espíritu Santo para crear y convertir,
este da vida.