Dios no es un idólatra

La enseñanza de que Dios exalta su propia gloria
y busca ser alabado por su pueblo es de tropiezo
para algunos porque la Biblia nos enseña a no
ser así. Por ejemplo, la Biblia dice que el
amor «no busca lo suyo» (1 Corintios 13:5).

¿Cómo puede Dios ser amoroso y al mismo tiempo
tener una devoción absoluta en la búsqueda de
su propia gloria, alabanza y gozo? ¿Cómo puede
Dios estar a nuestro favor si lo consume el
deseo de actuar a su propio favor?

La respuesta que propongo es la siguiente: como
Dios es el único Ser con gloria absoluta y
total autosuficiencia, él debe actuar a su favor
para actuar a nuestro favor. Las reglas de la
humildad a las que se atiene una criatura no
se pueden aplicar del mismo modo a su Creador.

Si Dios apartara la mirada de sí mismo como la
Fuente del gozo infinito, dejaría de ser Dios.
Estaría negando el infinito valor de su propia
gloria. Estaría dándonos a entender que hay algo
más valioso fuera de sí mismo. Estaría cayendo
en la idolatría.

Esto no sería ganancia para nosotros, porque
¿a quién iríamos si nuestro Dios dejara de ser
justo? ¿Adónde encontraríamos, en todo el
universo, una Roca de integridad cuando Dios ha
dejado de valorar supremamente aquello que es
supremamente valioso? ¿Adónde acudiríamos en
nuestra adoración si Dios mismo renunciara a su
posición de infinito valor y belleza?

No, no es posible convertir la exaltación de
Dios en sí mismo en amor demandando que Dios
deje de ser Dios.

Al contrario, debemos observar que Dios es amor
precisamente por su búsqueda incesante de la
alabanza de su nombre en los corazones de su
pueblo.

Encuentra más devocionales de John Piper en Español
en nuestro sitio web: