¿De verdad Cristo lo vale?

Jesús no se avergüenza ni tiene temor alguno de
decirnos a la cara lo «peor», el doloroso costo
de ser cristianos: aborrecer a la familia
(v. 26), cargar una cruz (v. 27) y renunciar a
nuestros bienes personales (v. 33). No hay letra
pequeña en el pacto de la gracia. Todo está
escrito en letra grande y negrita.
¡No hay gracia barata! ¡Es muy costosa! Ven, y
sé mi discípulo.

Por el contrario, Satanás esconde lo peor y nos
muestra solo lo mejor. Lo único que realmente
importa en el trato con Satanás está en letra
pequeña en la última página.

En la primera página se lee en letra grande y
llamativa: «Ciertamente no moriréis»
(Génesis 3:4) y «Todo esto te daré, si
postrándote me adoras» (Mateo 4:9). Sin embargo,
en la última página y en letra pequeña tan
pequeña que solo se puede leer bajo la lupa de
las Escrituras se lee: «Y después de disfrutar
de los placeres banales, sufrirás conmigo para
siempre en el infierno».

¿Por qué Jesús está dispuesto a mostrarnos lo
«peor» así como lo mejor de él, mientras que
Satanás solo nos muestra lo mejor de él?
Matthew Henry responde: «Satanás nos muestra lo
mejor que tiene, pero oculta lo peor, porque no
puede compensar lo peor con lo mejor; sin
embargo Cristo lo compensará de manera abundante».

El llamado de Jesús no es solo un llamado al
sufrimiento y la abnegación; en primer lugar es
la invitación a un banquete. Esto es lo que nos
enseña la parábola de Lucas 14:16-24. Jesús
también promete una resurrección gloriosa en la
que todas las pérdidas de esta vida serán
recompensadas (Lucas 14:14). También nos dice que
nos ayudará a soportar las pruebas (Lucas 22:32)
y que nos dará el Espíritu Santo (Lucas 11:13).
Promete que incluso si nos matan por causa del
reino, «ni un cabello de nuestra cabeza perecerá»
(Lucas 21:18).

Esto significa que cuando nos sentemos a calcular
los costos de seguir a Jesús cuando pongamos en la
balanza lo «peor» y lo «mejor» llegaremos a la
conclusión de que lo vale. Él es absolutamente
digno (véase Romanos 8:18).
No sucede lo mismo con Satanás. El pan robado es
sabroso, pero luego la boca se llena de grava
(véase Proverbios 20:17).

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