Combatir la soledad en tiempos de Coronavirus

Bienvenidos todos. Este es un episodio especial del programa basado en lo que está sucediendo en el mundo ahora mismo. No planeamos tener muchos episodios de coronavirus, pero algunos temas deben ser tratados, y eso incluye el tema de la soledad.

Esta temporada de cuarentena es anormal para la mayoría de nosotros. Y eso significa que el sentimiento de soledad es una realidad para todos. No podemos visitar los hogares de ancianos. Las iglesias, los lugares de trabajo y los restaurantes están cerrados. La sensación de aislamiento y soledad tan común antes de este virus ha sido amplificada por esta cuarentena. Estamos recibiendo muchas preguntas relacionadas a este tema. Entonces, Pastor John, ¿qué le diría a quienes se sienten solos durante esta temporada?

La palabra que acabas de utilizar es adecuada: amplificación. Las cosas que en cierto sentido siempre han sido verdad para algunos, están siendo amplificadas. Así que, tal vez lo primero que hay que decir es que soy consciente de que miles de cristianos viven solos todo el tiempo y se enfrentan al problema de la soledad incluso cuando no hay una pandemia que amplifique el problema. Algunas de estas personas aman la soledad, pero la mayoría probablemente preferirían estar casados, tener una amistad cercana o ser miembros de algún grupo.

Por lo tanto, no estamos hablando de un tema que sea relevante solo durante la pandemia por coronavirus. Pero no hay duda de que millones de personas están siendo arrojadas ahora a un tipo de vida que nunca han vivido antes, al menos no de esta manera.

Estar solo no es lo ideal

Estos son realmente días sin precedentes, y no sabemos cuánto tiempo van a durar. Tampoco sabemos qué tan mal se van a poner las cosas. Por lo tanto, es bueno decir en general, para el tema a largo plazo de la soledad en general o el tema a corto plazo de la soledad durante esta crisis, que está bien creer y sentir que la soledad o el aislamiento no es la forma de vida ideal que Dios estableció para la humanidad. Está bien creer eso. Dios le dijo a Adán cuando estaba solo: «No es bueno que el hombre esté solo» (Gn. 2:18).

Pero el mundo no es como fue creado, y hay muchas razones (algunas buenas, otras justificables, otras malas) por las que la gente está sola. Pablo era soltero. Jesús no se casó. Ellos conocían la soledad. Miles de misioneros han tenido ministerios fructíferos sin pareja, lo que significa que, aunque la soledad no es lo ideal, Dios ha provisto gracia para todo tipo de situaciones en este mundo caído. Y la soledad es una de ellas. Él no es inconsciente de ello. Jesús lo experimentó, y hay gracia para ello (ya sea a corto plazo por la soledad provocada por el coronavirus o a largo plazo en una situación de vida que implique soledad).

El Salvador en la soledad

Una forma en que Dios planeó la gracia para quienes están en soledad es enviando a su Hijo a convertirse en un ser humano para que Jesús, su Hijo, pudiera experimentar un tipo de soledad que lo hiciera, según la Biblia, un sumo sacerdote comprensivo con los solitarios (He. 4:15). Creo que la escena de Getsemaní la noche antes de morir es una de las más conmovedoras de la Biblia. Jesús toma a sus amigos más cercanos (Pedro, Santiago y Juan) y dice:

Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo. Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú. Vino luego a sus discípulos, y los halló durmiendo, y dijo a Pedro: ¿Así que no habéis podido velar conmigo una hora? (Mt. 26:38-40).

Eso pasó tres veces. Se durmieron. Él quería que oraran juntos en esa hora y no pudieron hacerlo. Y se pone peor. Cuando vienen los soldados, todos lo abandonaron y huyeron (Mr. 14:50). Y sucede algo peor, porque a la mañana siguiente, Jesús exclama: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?» (Mt. 27:46).

Misericordia en nuestra soledad

Ahora, ¿por qué tanta soledad en su sufrimiento? Porque todo estaba de acuerdo con las Escrituras. Esto fue planeado. ¿Por qué? Bueno, entre otras razones, fue para que Hebreos 4:15-16 pudiera estar en la Biblia para la gente solitaria.

Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.

Así que Cristo experimentó un abandono total, una soledad total, para que nosotros oráramos audazmente por la gracia, una gracia especial en tiempos de soledad, y tuviéramos la confianza de que él la daría.

«Mírame, oh Señor»

Ahora, ¿cómo podría sonar una oración como esa? Bueno, así es como David la expresó en el Salmo 25:16: «Mírame, y ten misericordia de mí, porque estoy solo y afligido».

David tuvo muchas crisis en las que estuvo aislado de la gente que necesitaba. Esta es una buena oración ahora mismo para miles de personas.

¿Responderá Dios a esa oración? Hay buenas razones para creer que lo hará. Primero porque hizo provisiones para ello mientras estaba aquí. Él dijo: «No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros» (Jn. 14:18). Lo último que dijo en la tierra fue: «Y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo» (Mt. 28:20). En otras palabras, envía el Espíritu Santo, que es el Espíritu de Cristo, y está con cada cristiano. Hermano, no estás solo. Lo diré otra vez: Cristiano, no estás solo. Esto es absolutamente maravilloso. Nunca estás solo. La persona más importante del universo está contigo personalmente. Prometió estarlo. No rompe su palabra. Lo hace.

La segunda razón por la que podemos esperar la dulce respuesta a esa oración es esta: «No temas, porque yo estoy contigo». Ahí está. Ni siquiera necesitas ir más lejos en Isaías 41:10.

No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.

Pero la primera frase lo es todo: «No temas, porque yo estoy contigo».

O aquí está la forma en que Pablo lo dice en 2 Corintios 9:8: «Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra». En otras palabras, hay una gracia, una gracia oportuna, para hacerte fructífero en tiempos de soledad.

Él vendrá a nosotros

Así que la experiencia de la soledad es real incluso para el pueblo de Dios porque este mundo no es lo que fue creado para ser. Es un mundo caído, y nuestras relaciones están caídas.

Pero Dios no dejó al mundo sin gracia, gracia especial para cada necesidad que su pueblo tiene, incluyendo la necesidad de la soledad. Jesús compró esa gracia para los pecadores con su propio sufrimiento solitario. Él conoce nuestra historia. La ha probado (peor de lo que conocemos). Y no nos dejará como huérfanos. Vendrá a nosotros. Ya sea que el coronavirus nos aísle o nos quite la vida, no nos abandonará. Es una promesa preciosa y segura.

John Piper

John Piper

John Piper es fundador y profesor de desiringGod.org y canciller del Bethlehem College & Seminary. Durante 33 años, fue pastor de la Bethlehem Baptist Church, Minneapolis, Minnesota. Es autor de más de 50 libros, incluyendo Sed de Dios: Meditaciones de un hedonista cristiano y más recientemente Coronavirus y Cristo.