Esta es una hermosa frase de 1 Timoteo que está
enterrada bajo la superficie de las palabras de
la Biblia con las que estamos familiarizados.
Pero cuando la desenterramos, suena más bien así:
«las buenas nuevas de la gloria del Dios feliz».
Una gran parte de la gloria de Dios es su
felicidad.
Para el apóstol Pablo, era inconcebible que a
Dios se le negara el gozo infinito y que aun
así fuera totalmente glorioso. Ser infinitamente
glorioso significaba ser infinitamente feliz.
Él uso la frase «la gloria del Dios feliz»
porque es algo glorioso que Dios sea tan feliz.
como él es.
La gloria de Dios consiste en gran manera es el
hecho de que él es más feliz de lo que podamos
imaginar jamás. Como dijo el gran predicador
del siglo XVIII, Jonathan Edwards: «Parte de la
plenitud que Dios comunica es su felicidad.
Esta felicidad consiste en disfrutar y
regocijarse en sí mismo; en esto también
consiste la felicidad de la criatura».
Y ese es el evangelio: «el evangelio de la
gloria del Dios feliz». Que Dios sea
gloriosamente feliz es una buena noticia.
Nadie querría pasar la eternidad con un Dios
infeliz.
Si Dios no fuera feliz, la meta del evangelio no
sería un objetivo feliz, y esto significa que,
al fin y al cabo, no sería evangelio. Pero Jesús
nos invita a pasar la eternidad con un Dios feliz
cuando nos dice: «entra en el gozo de tu señor»
(Mateo 25:23).
Jesús vivió y murió para que su gozo el gozo de
Dios esté en nosotros y nuestro gozo sea completo
(Juan 15:11; 17:13). Por lo tanto, el evangelio
es «el evangelio de la gloria del Dios feliz».