Abrazar a Jesús

Jonathan Edwards, pastor y teólogo del
siglo XVIII, luchó con este pasaje y su
conclusión fue la siguiente: «La fe que
salva implica amor El amor a Dios nos
capacita para vencer las dificultades
que supone el cumplir los mandamientos
de Dios; esto demuestra que el amor es
el atributo principal de la fe que salva,
la vida y el poder de esta, mediante la que
se produce grandes resultados».

Creo que Edwards estaba en lo cierto y creo
que numerosos pasajes bíblicos respaldan
lo que él dice.

Otra manera de expresarlo es que la fe en
Cristo no consiste solamente en aceptar lo
que Dios es para nosotros, sino también en
abrazar todo lo que él es para nosotros en
Cristo. «La fe verdadera abraza a Cristo en
todas las maneras en que las Escrituras lo
presentan a los pobres pecadores». Este
«abrazar» es un tipo de amor a Cristo —el
tipo de amor que lo atesora por sobre todas
las cosas—.

Por consiguiente, no hay contradicción entre
1 Juan 5:3, que dice que nuestro amor a Dios
nos capacita para cumplir sus mandamientos,
y el versículo 4, que dice que nuestra fe
vence los obstáculos del mundo que nos impiden
obedecer los mandamientos de Dios. El amor a
Dios y a Cristo es inherente a la fe.

El versículo 5 define la fe que obedece como
la que «cree que Jesús es el Hijo de Dios».
Esta fe consiste en «abrazar» al Jesucristo
presente como la gloriosa persona divina que
él es. No se trata solamente de afirmar la
verdad de que Jesús es el Hijo de Dios, ya que
los demonios también lo afirman (Mateo 8:29).
Creer que Jesús es el Hijo de Dios significa
«abrazar» la magnitud de esa verdad, es decir,
estar satisfechos en Cristo como el Hijo de
Dios y en todo lo que Dios es para nosotros en
él.

El hecho de que Jesús sea llamado «Hijo de Dios»
significa que él es la persona más grande del
universo junto con el Padre. Por lo tanto, todo
lo que él enseñó es verdad, todo lo que él
prometió se mantendrá firme, y toda la grandeza
que hay en él y que satisface nuestra alma será
eternamente invariable.

Creer que él es el Hijo de Dios, por lo tanto,
implica contar con todo esto y estar satisfecho
con ello.

Encuentra más devocionales de John Piper en Español
en nuestro sitio web: