¿Qué pecados descalifican a un pastor de por vida? ¿Existe alguno? Es una pregunta que me he hecho durante algún tiempo, y es la pregunta que nos escribe una joven.
¡Hola, pastor John! Mi iglesia está considerando contratar a un hombre para unirse a nuestra iglesia como personal de tiempo completo. Sin embargo, este hombre recientemente dejó otra iglesia por adulterio. Fue sorprendido, se arrepintió y pidió perdón. En verdad creo que Cristo perdona el adulterio. Pero leyendo los pasajes de las epístolas pastorales sobre los líderes de la Iglesia, no veo cómo puede ser la voluntad de Dios que él continúe como pastor. ¿Cuál es su opinión? ¿El arrepentimiento es suficiente para que este hombre pueda ser líder en otra iglesia? ¿Y en general, qué pecados, si los hay, descalifican a un pastor de por vida?
Lo que puedo dar es mi opinión, informada y basada en cincuenta años de observar y participar en el ministerio, así como de estudiar profundamente la Biblia. Pero no puedo dar una respuesta que tenga el completo respaldo de la autoridad de Dios con respecto a un tiempo determinado que tendría que pasar antes de que alguien pueda probar ser una nueva persona y, por lo tanto, después del adulterio, ser capaz de servir de nuevo. No creo que la Biblia dé una instrucción clara sobre cómo un pastor descalificado puede estar calificado de nuevo. Trataré de ahondar más en el tema a continuación.
Protección al rebaño, perdón a los caídos
No creo que este sea un tema en los que todos los miembros de la Iglesia estén de acuerdo. Y no se debe a que la Biblia no dé indicaciones. Creo que sí las presenta, e intentaré compartirlas. Pero el desacuerdo se debe principalmente a la forma en que nuestras mentes y corazones priorizan, por un lado, la protección del rebaño y el honor del evangelio, y, por otro lado, el reconocimiento que damos a la maravillosa paciencia, compasión y perdón de Dios.
Las personas evalúan la relación entre estos dos puntos de forma diferente. Algunos dicen: «Nunca volverás a tocar este rebaño. Este rebaño, y el evangelio son demasiado preciosos para la manera en que lo has deshonrado». Esa es una forma de pensar. Otros dicen: «No, no, debemos gozarnos en la paciencia, compasión y perdón de Dios. Aun este pastor puede representar eso». Escuchas los dos puntos de vista y ambos son reales. Ambos tienen raíces bíblicas y son genuinos. La pregunta es: ¿cómo las concilias al tomar este tipo de decisiones?
No creo que esto signifique que cada iglesia o denominación no deba pensar cómo actuará respecto al llamado y la permanencia de los ancianos y los pastores. Creo que cada iglesia debería orar, meditar y estudiar las Escrituras para llegar a una conclusión desde la cual los ancianos puedan trabajar en unidad con respecto a este tipo de cosas. Es casi inevitable que sea diferente de otras iglesias. Pero creo que una iglesia debe funcionar y, por lo tanto, tiene que haber un esfuerzo bíblico para decir: «Bueno, esta es nuestra resolución, no vamos a plantearla como ley absoluta para todas las iglesias, pero nosotros debemos funcionar de esta manera. Esto es lo que observamos en la Biblia».
Así que, habiendo dicho esto, voy a dar mi opinión y algunos consejos bíblicos.
1. Fortalece tus emociones
El hecho de que 1 Timoteo 3 y Tito 1 presenten requisitos para los ancianos y pastores, muestra que las iglesias se encuentran en una posición necesaria y difícil. Necesaria por esos textos, y difícil por el hecho de que algunos hombres son apropiados, y otros no, para el papel de pastor. Esto significa que existen requisitos. Puedes ser un pecador, ser perdonado, vivir de una forma que agrade al Señor y, aun así, no estar calificado para ser anciano, y no solo porque no tengas el don de la enseñanza o la sabiduría para dirigir o liderar.
Así que, lo primero que hay que decir es que las iglesias, y los líderes cristianos en particular, deben tener la fortaleza emocional para sobrellevar la toma de decisiones difíciles como estas. Porque habrá momentos en los que no nos agradará decir que algunos cristianos califican para algunas cosas y otros no. El fundamento emocional es esencial.
2. Entiende la diferencia entre el perdón y la restauración
La segunda cosa que hay que decir, es que hay una gran diferencia entre ser perdonado y ser confiable. El perdón proviene de la sangre de Cristo, y puede ser otorgado instantáneamente a través de un arrepentimiento genuino. Pero ser confiable no proviene de la sangre de Cristo; proviene de la integridad demostrada durante la vida. El adulterio, cometido contra la esposa, es el peor golpe posible contra la confiabilidad de un hombre. Ella puede, y espero que lo haga, tener la gracia de perdonarlo si se arrepiente. Pero la restauración de la confianza con ella, con los demás y con la iglesia, puede llevar años. Y no debería tener prisa en obtenerla o exigirla.
Su intención debe ser recuperar la confianza con un comportamiento absolutamente digno de esta, que haga todo lo posible por demostrar su autocontrol, su devoción a Jesús, su voluntad de sacarse el ojo antes de caer en lujuria, y su profundo y sincero compromiso con sus votos matrimoniales y su esposa, sin importar lo que pase.
3. Comprende la gravedad de la ofensa contra el evangelio de Cristo y su Iglesia
La tercera cosa que diría es, el adulterio, y otros pecados cometidos después de la conversión y durante la vida cristiana, son indicaciones más serias de la incapacidad para el ministerio que los pecados cometidos antes del nuevo nacimiento y la nueva creación en Cristo. El adulterio cometido después de la conversión es un pecado, no solo contra la esposa y contra Dios, sino contra nuestra nueva naturaleza, contra el Espíritu Santo que mora en nosotros y contra todo lo que describe la Escritura al hablar de la nueva persona como una nueva creación en Cristo. El adulterio después de la conversión es un pecado contra la gloria de Cristo.
Antes de convertirnos, todos estábamos en oscuridad espiritual; actuábamos según nuestra naturaleza. Cuando un pastor, no solo un creyente, comete adulterio, está pecando no solo contra Dios, contra su esposa, contra la luz del testimonio bíblico de la nueva creación en Cristo; también está pecando contra la gloria del ministerio del evangelio, contra la confianza del pueblo de Dios y contra la reputación del evangelio en la comunidad. Por estas razones, el tema de la restauración no es un tema de perdón.
La cuestión es que la ofensa se ha agravado por su grave traición a Dios, su esposa, los nuevos cristianos, el Espíritu Santo, el pueblo de Dios, el evangelio y la reputación del evangelio en el ministerio cristiano. Me he dado cuenta, al hablar con algunos pastores que han caído en este pecado, que no comprenden lo serio del problema. El hecho de que esto no haya sido suficiente para mantener a este hombre alejado del adulterio es evidencia de una grave incapacidad para el ministerio del evangelio; el tiempo y el proceso por el cual podría probarse a sí mismo como un hombre radicalmente diferente resulta largo y doloroso.
4. Aléjate y recibe humildemente la disciplina
Lo último que diría es lo que escribí sobre este tema hace diez años. Fue en respuesta a la rapidez con la que algunos hombres son puestos de nuevo en el ministerio. Es increíble la rapidez con la que se postulan para volver al ministerio después de un adulterio. Lo que escribí sigue siendo válido.
Esto es lo que he observado: los hombres que han vivido en el engaño, la inmoralidad y la hipocresía durante mucho tiempo y son sorprendidos, han endurecido sus corazones y desensibilizado su capacidad para arrepentirse durante tanto tiempo, que su habilidad para ver las cosas por lo que realmente son, está profundamente dañada. Dicen estar arrepentidos, pero no lo pueden ver. No tienen la sensibilidad; han estado muertos por tanto tiempo y, por lo tanto, no están en ninguna posición de hacer un buen juicio sobre su aptitud para el ministerio y lo que es bueno para el rebaño y la gloria de Cristo.
Así que, esto es lo que escribí, y concluyo con esto.
Un hombre que comete adulterio en el ministerio debe renunciar inmediatamente y buscar otro trabajo. No debe reclamar nada a la iglesia. Debería conseguir otro tipo de trabajo y seguir con su vida, recibiendo humildemente la disciplina y asistiendo al ministerio regular de la iglesia, ya sea en su iglesia anterior o en otra iglesia.
Si regresa al ministerio, debe ser después de un largo tiempo de humillación y aceptación de una nueva forma de vida fuera del ministerio oficial de la iglesia.
John Piper es fundador y profesor de desiringGod.org y canciller del Bethlehem College & Seminary. Durante 33 años, fue pastor de la Bethlehem Baptist Church, Minneapolis, Minnesota. Es autor de más de 50 libros, incluyendo Sed de Dios: Meditaciones de un hedonista cristiano y más recientemente Coronavirus y Cristo.