La autoridad que tenía Pilato para crucificarlo
no atemorizaba a Jesús. ¿Por qué?
No porque Pilato estuviera mintiendo. Tampoco
porque él no tuviera autoridad para crucificar
a Jesús. Sí la tenía.
Por el contrario, esta autoridad no intimidaba
a Jesús porque era derivada. Jesús le dijo:
«Te fue dada de arriba». Eso significa que era
verdaderamente autoritativa. No es menos, sino más.
¿Cómo puede no ser intimidante? Pilato no
solamente tenía la autoridad para matar a Jesús;
tenía la autoridad otorgada por Dios para matarlo.
Jesús no se sintió intimidado porque la autoridad
de Pilato sobre Jesús estaba subordinada a la
autoridad de Dios sobre Pilato. Jesús se consolaba
en este momento no porque la voluntad de Pilato no
tuviera poder, sino porque la voluntad de Pilato
era guiada. No porque Jesús no estuviera en las
manos del temor de Pilato, sino porque Pilato
estaba en las manos del Padre de Jesús.
Eso significa que nuestro consuelo no viene de la
falta de poder de nuestros enemigos, sino del
reinado soberano de nuestro Padre sobre el poder
de ellos.
Ese es el punto en Romanos 8:25-37. Tribulación y
angustia y persecución y hambre y desnudez no
pueden separarnos de Cristo porque «en todas estas
cosas somos más que vencedores por medio de aquel
que nos amó» (Romanos 8:35-37).
Pilato (junto con todos los adversarios de Jesús
y los nuestros) lo pensó para mal, pero Dios lo
encaminó a bien (Génesis 50:20). Todos los
enemigos de Jesús se juntaron con la autoridad que
Dios les dio «para hacer cuanto la mano de Dios y
su propósito habían predestinado que sucediera»
(Hechos 4:28). Ellos pecaron, pero a través de su
pecado Dios salvó.
Por lo tanto, no nos sintamos intimidados por
nuestros adversarios, que solo pueden matar el
cuerpo. No solamente porque eso es lo único que
pueden hacernos (Lucas 12:4), sino también porque
todo ocurre bajo la supervisión atenta de nuestro
Padre.
¿No se venden cinco pajarillos por dos cuartos?
Y sin embargo, ni uno de ellos está olvidado ante
Dios. Es más, aun los cabellos de vuestra cabeza
están todos contados. No temáis; vosotros valéis
más que muchos pajarillos (Lucas 12:6-7).
Pilato tiene autoridad. Herodes tiene autoridad.
Los soldados tienen autoridad. Satanás tiene
autoridad. Sin embargo, ninguno es independiente.
Toda la autoridad que ellos tienen es derivada.
Toda ella está subordinada a la voluntad de Dios.
No temamos. Somos preciosos ante los ojos de nuestro
Padre soberano. Mucho más preciosos que los
pajarillos no olvidados.
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