Este es un pasaje importante para Navidad aunque
trate del final de la vida de Jesús en la tierra,
y no del principio.
La singularidad de su nacimiento consiste en que
él no existió a partir de su alumbramiento.
El existía desde antes de nacer en un pesebre.
La condición de individuo, el carácter y la
personalidad de Jesús de Nazaret existían antes
de que el hombre Jesús de Nazaret naciera.
El término teológico para describir este misterio
no es creación, sino encarnación. La persona no
el cuerpo, sino la singularidad esencial de la
persona de Jesús existía antes de que él naciera
como hombre. Su nacimiento no fue el origen de una
nueva persona, sino la venida al mundo de una
persona infinitamente anciana.
Setecientos años antes de que Jesús naciera,
Miqueas 5:2 lo explicó de la manera siguiente:
Pero tú, Belén Efrata, aunque eres pequeña entre
las familias de Judá, de ti me saldrá el que ha
de ser gobernante en Israel. Y sus orígenes son
desde tiempos antiguos, desde los días de la
eternidad.
El misterio del nacimiento de Jesús no consiste
únicamente en que nació de una virgen. Dios
quiso que ese milagro sea testimonio de un milagro
aún más grande: que el niño nacido en Navidad era
una persona que existió «desde tiempos antiguos,
desde los días de la eternidad».
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