Un gran obstáculo para servir al Señor,
especialmente en los jóvenes, es el temor
al rechazo y a la oposición.
Muchos pensamientos me vienen a la mente
acerca del hecho que a algunas personas
pueda no gustarles la manera en que yo
procedo. Puede ser que la gente esté en
desacuerdo o que se ofenda. Puedo cometer
un error y ser criticado.
El temor al hombre es un gran impedimento
para el ministerio.
Por eso Dios dice: «No teman porque yo
estaré con ustedes y yo los liberaré». La
presencia de Dios y su aprobación son de
más valor que todas las acoladas del hombre.
Y Dios dice que en nuestros problemas y a
través de ellos: «Yo los liberaré.
Triunfarán al final. Serán más que vencedores».
Y lo mismo se nos promete en Cristo Jesús
hoy día:
«Él mismo ha dicho: «Nunca te dejaré ni te
desampararé», de manera que decimos confiadamente:
«El Señor es el que me ayuda; no temeré.
¿Que podrá hacerme el hombre?»» (Hebreos 13:5-6).
«Si Dios está por nosotros, ¿quién estará
contra nosotros?» (Romanos 8:31).
Dios le dijo a Jeremías, y le dice a los jóvenes
a quienes él ha llamado a servirlo hoy:
«No digan «Soy solo un joven»». ¿Por qué?
Porque la vida de ustedes está arraigada en
propósitos de Dios firmes y soberanos. Han sido
escogidos y consagrados y formados y designados
para un gran propósito.
Porque la autoridad de Dios, no la de ustedes,
está detrás de sus salidas y de las cosas que
digan.
Porque el mismo Dios estará con ustedes para
librarlos de todas las dificultades.
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