Sería una ridiculez y una gran tragedia que
un hombre amara más el anillo de bodas que a
su novia. Pero este pasaje dice que eso ha
sucedido.
Los seres humanos se enamoraron del eco de la
excelencia de Dios en la creación y perdieron la
capacidad de oír el incomparable grito original
de amor.
El mensaje de la creación es el siguiente:
Hay un gran Dios de gloria y poder y generosidad
detrás de todo este asombroso universo; ustedes le
pertenecen a él; él es paciente sosteniendo su vida
rebelde; vuélvanse a él, depositen su esperanza en
él y deléitense en él, no en la obra de sus manos.
El día transmite las «palabras» de aquel mensaje a
todos los que escucharán en el día, expresándose por
medio del deslumbrante sol radiante y el cielo azul
y las nubes y todas las incontables formas y colores
de todas las cosas visibles. La noche revela la
«sabiduría» del mismo mensaje para todos aquellos
que escucharán en la noche, expresándose a través de
increíbles vacíos en la oscuridad y lunas de verano
y estrellas sin número y sonidos extraños y brizas
frescas y auroras boreales (Salmos 19:1-2).
El día y la noche proclaman lo mismo:
¡Dios es glorioso! ¡Dios es glorioso!
¡Dios es glorioso!
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