Jesús incomoda a las personas que no quieren
adorarlo, y trae oposición para los que sí
lo adoran. Es probable que ese no haya sido
el punto principal en la mente de Mateo, pero
es una conclusión inevitable a medida que la
historia prosigue.
En esta historia, hay dos clases de personas
que no quieren adorar a Jesús, el Mesías.
La primera clase está conformada por las
personas que simplemente no hacen nada al
respecto. Jesús es insignificante en sus
vidas. Este grupo se ve representado por los
principales sacerdotes y escribas.
Mateo 2:4 dice: «Entonces, reuniendo a todos
los principales sacerdotes y escribas del
pueblo, [Herodes] indagó de ellos dónde había
de nacer el Cristo». Y bien, se lo dijeron,
y eso fue todo, ahora cada uno de vuelta a su
oficio como antes.
El silencio y la inactividad total de las
autoridades judías eran abrumadores en vista
de la magnitud de lo que estaba sucediendo.
Notemos también lo que dice el versículo 3:
«Cuando lo oyó el rey Herodes, se turbó, y
toda Jerusalén con él». En otras palabras,
corría el rumor de que algunos creían que el
Mesías había nacido. La inactividad de parte
de los principales sacerdotes era sorprendente.
¿Por qué no acompañaron a los magos? No les
interesaba. No querían adorar al Dios verdadero.
La segunda clase de persona que no quiere
adorar a Jesús es quien se ve seriamente
amenazado por él. En esta historia ese es
Herodes. Está realmente asustado, hasta el punto
de conspirar y mentir y llevar adelante una
matanza con tal librarse de Jesús.
Hoy en día, estos dos tipos de oposición vendrán
en contra de Cristo y sus adoradores.
Indiferencia y hostilidad. ¿Están ustedes en uno
de esos dos grupos?
Que esta Navidad sea un tiempo para meditar en
el Mesías y reflexionar en lo que significa
adorarlo.
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