Toda la ira de Dios, toda la condenación que
merecemos, fue derramada en Jesús. Todas las
demandas de justicia perfecta de Dios hacia
nosotros fueron cumplidas por Cristo. En el
momento que vemos (¡por gracia!) este Tesoro
y lo recibimos a él de este modo, su muerte
cuenta como si fuera nuestra muerte y su
condenación como nuestra condenación y su
justicia como nuestra justicia, y Dios se
vuelve en ese instante, irrevocablemente y
para siempre, 100 % a nuestro favor.
La pregunta que queda sin responder es la
siguiente: «¿No enseña la Biblia que en la
eternidad Dios establece su favor hacia
nosotros por medio de la elección?».
En otras palabras, las personas reflexivas se
preguntan: «¿Se volvió Dios 100 % a nuestro
favor solo en el momento de fe y unión con
Cristo y la justificación? ¿No se había vuelto
100 % a nuestro favor en el acto de la
elección desde antes de la fundación del
mundo?». Pablo dice en Efesios 1:4-5: «
Dios
nos escogió en Él [Cristo] antes de la
fundación del mundo, para que fuéramos santos
y sin mancha delante de Él. En amor nos
predestinó para adopción como hijos para sí
mediante Jesucristo».
Entonces ¿no está Dios 100 % a favor de los
elegidos desde la eternidad? La respuesta se
encuentra en el significado de 100 %.
Con el término 100 % estoy tratando de
preservar una verdad bíblica que se encuentra
en varios pasajes de las Escrituras.
Por ejemplo, en Efesios 2:3, Pablo dice que
los cristianos eran «hijos de ira» antes de
que fueran vivificados en Cristo Jesús:
«todos nosotros en otro tiempo vivíamos con
los hijos de desobediencia en las pasiones de
nuestra carne, satisfaciendo los deseos de la
carne y de la mente, y éramos por naturaleza
hijos de ira, lo mismo que los demás».
Pablo está queriendo decir que, antes de la
regeneración, la ira de Dios estaba sobre
nosotros. Los elegidos estaban bajo ira.
Esto cambió cuando Dios nos dio vida en Cristo
Jesús y nos despertó a la verdad y la belleza
de Cristo para que lo recibiéramos como a
aquel que murió por nosotros y por nuestra
unión a él aquel cuya justicia es contada
como nuestra. Antes de que esto pasara,
estábamos bajo la ira de Dios. Después, debido
a la fe en Cristo y la unión a él, toda la ira
de Dios fue quitada y luego él se volvió, en
ese sentido, 100 % a nuestro favor.
Por lo tanto, regocijémonos en la verdad de
que Dios nos guardará. Él nos llevará hasta
el final porque, en Cristo, él está 100 %
a nuestro favor. Por lo tanto, llegar al final
no hace que Dios esté 100 % a nuestro favor.
Llegar al final es el resultado de que él ya
estuviera 100 % a nuestro favor.
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