Complacido en alabar

¿Por qué demanda Dios que lo alabemos?

C. S. Lewis dice:

Así como los hombres alaban espontáneamente lo
que sea que valoren, también espontáneamente
nos instan a unirnos a ellos en la alabanza del
objeto de su adoración: ¿No es encantadora? ¿No
fue glorioso? ¿No cree que eso fue magnífico?

Cuando los salmistas nos dicen que alabemos a
Dios, lo que están haciendo es lo que todos los
hombres hacen cuando hablan de aquello que les
interesa. La única dificultad, y más general,
que yo tenía respecto de la adoración a Dios
dependía de que me negaba de un modo absurdo,
en relación al Tesoro supremo, a hacer lo que
todos nos deleitamos en hacer, lo que en verdad
no podemos evitar hacer, con todas las demás
cosas que valoramos.

Creo que nos gozamos al alabar aquello que
disfrutamos porque la alabanza no es una mera
expresión de ese disfrute, sino que lo completa:
es su consumación establecida. No es tan solo
con la intención de hacerse cumplidos que los
amantes se dicen una y otra vez cuán bellos
son; el deleite es incompleto hasta que se
expresa.

¡Esa es la solución! Alabamos aquello en lo
que nos deleitamos porque nuestro deleite queda
incompleto hasta que se ve expresado en la
alabanza. Si no se nos permite hablar de
aquello que valoramos, celebrar aquello que
amamos, y adorar aquello que admiramos,
nuestro gozo no puede ser completo.

Por lo tanto, si el amor de Dios hacia
nosotros es suficiente para completar nuestro
gozo, él no solo debe darse a sí mismo,
también debe ganarse la alabanza de nuestros
corazones: no porque necesite reforzar alguna
debilidad suya o compensar alguna deficiencia,
sino porque nos ama y busca la plenitud de
nuestro gozo que solo se encuentra al conocerlo
y alabarlo a él, el más magnífico de todos los
seres vivientes.

Si Dios realmente es por nosotros, ¡debe ser
por sí mismo! Dios es el único Ser en todo
el universo para quien la búsqueda de su propia
alabanza es finalmente un acto de amor. Para él,
la exaltación de su propio nombre es la mayor de
las virtudes. Cuando Dios hace todas las cosas
«para la alabanza de su gloria», preserva y
ofrece lo único en todo el mundo que puede
satisfacer nuestros anhelos.

¡Dios es por nosotros! Y el fundamento de este
amor es que Dios ha sido, es y siempre será por
sí mismo.

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