Uno de los enemigos mortales de la esperanza
es el hecho de haber tratado de cambiar por
mucho tiempo y no haberlo logrado.
Miramos hacia atrás y pensamos:
¿Qué sentido tiene? Aún si lograra hacer un
avance importante, no me quedaría mucho tiempo
para vivir de esta nueva manera, en comparación
con las muchas décadas de fracasos.
El ratero de antaño (el ladrón en la cruz al
costado de Jesús) vivió aproximadamente por una
hora más antes de morir. Él fue transformado.
Vivió en la cruz como un hombre nuevo, con nuevas
actitudes y acciones (no más insultos).
Pero si el 99.99 % de su vida fue un desperdicio
¿tendrá importancia el último par de horas de
vida como hombre nuevo?
Importa de manera infinita. Este antiguo ladrón
como todos nosotros, se presentará ante el
tribunal de Cristo para rendir cuentas por
su vida. «Porque todos nosotros debemos comparecer
ante el tribunal de Cristo, para que cada uno
sea recompensado por sus hechos estando en el
cuerpo, de acuerdo con lo que hizo, sea bueno o
sea malo» (2 Corintios 5:10).
¿Cómo es que su vida dará testimonio de su nuevo
nacimiento y su unión con Cristo en ese día?
Las últimas horas contarán la historia.
Este hombre era un hombre nuevo. Su fe era real.
Él estaba verdaderamente unido a Cristo.
La justicia de Cristo es suya. Sus pecados son
perdonados.
Eso es lo que las últimas horas proclamarán en el
juicio final. Su cambio era importante. Ese fue,
y será, un hermoso testimonio del poder de la
gracia de Dios y de la realidad de la fe de ese
hombre y de su unión con Cristo.
Regresando a nuestra lucha por cambiar, no digo
que los creyentes que luchan por cambiar no sean
salvos, como el ladrón. Simplemente estoy diciendo
que los últimos años y horas de vida son
importantes.
Si en el último 1 % de nuestra vida podemos obtener
la victoria sobre un hábito pecaminoso que
tuviéramos por muchos años o sobre un defecto
dañino de nuestra personalidad, esta victoria será
un maravilloso testimonio del poder de la gracia,
y será un testimonio añadido (no el único)
de nuestra fe en Cristo y nuestra unión con él en
el juicio final.
Tengan ánimo, aquellos que luchan. Continúen
pidiendo, buscando, tocando. Continúen mirando a
Cristo. Si Dios es glorificado al salvar a
ladrones en la última hora, ciertamente él tiene
un propósito en haber esperado hasta esta hora
para darles la victoria que buscaron por tantas
décadas.
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