¡Avívanos, Señor! – Guía de Oración – PxE 2023

¡Avívanos, Señor! – Guía de Oración – PxE 2023

¡Avívanos, Señor! – Guía de oración – mayo a octubre

Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra.

2 Crónicas. 7:14

En 1856 el joven James McQuilkin se convirtió en su ciudad natal de Ballymena (Irlanda), por el testimonio de una señora inglesa, y en poco tiempo llevó a los pies de Cristo a tres amigos más. Los cuatro acordaron reunirse cada semana para orar y para hacer estudio bíblico. Eligieron un lugar en la vieja escuela cerca de Kells y durante el invierno de 1857-58 cada uno recogía un fajo de turba de camino a la escuela cada viernes por la tarde. El fuego de turba calentaba sus cuerpos, y con sus oraciones hicieron descender fuego del Cielo. Dos más se juntaron a ellos, uno de ellos un anciano llamado Marshall, pero no fue hasta el día de año nuevo de 1858 cuando vieron al primer convertido. Al final de aquel año, cincuenta personas se reunían para orar. Oraban “por un derramamiento del Espíritu Santo sobre nosotros y sobre nuestro alrededor. Ese fue el único objetivo y la única carga de nuestras oraciones. Nos aferramos a ello sin pedir nada más”. La gente se burlaba de este grupo de oración “pero seguíamos orando hasta ver llegar el poder”. Llegó de veras, y a finales del año siguiente 100 000 personas se habían convertido en Irlanda del Norte*.

Historias como estas de todos los grandes avivamientos testifican del papel innegable de la oración cuando Dios aviva a su pueblo, sea como preparativo, o fruto, o las dos cosas. Donde vemos en la historia que Dios baja para bendecir, vemos también que suben al cielo las oraciones de su pueblo.

El tema elegido para nuestra conferencia de Pasión por el Evangelio este año 2023 es El Avivamiento. Con el ferviente deseo que la conferencia no se quede en un mero ejercicio de informar, se ha pensado llamar al pueblo de Dios a estar en oración en los meses anteriores a la conferencia.

Usando cada mes una frase de 2 Crónicas 7:14, oraremos en los momentos públicos y privados, buscando el rostro del Dios soberano, e implorándole: ¡Avívanos Señor!

  • Que Dios nos dé convicción de nuestro propio pecado y maldad.
  • Ya que el orgullo es el obstáculo mayor para el avivamiento, que Dios elimine por completo cualquier atisbo de orgullo espiritual, de creernos mejores o más importantes que los demás.
  • Que nos sometamos con agrado a la buena y perfecta voluntad de Dios, dependiendo y descansando totalmente en su gracia y poder, y no en nuestras fuerzas o sabiduría.

MAYO

Que Dios humille a su pueblo para obrar entre nosotros.

Creo que todo creyente genuino anhela un verdadero avivamiento de parte de Dios, y aunque sabemos que ese despertar espiritual es solo y únicamente una obra soberana de Dios, a la vez, nos manda en su Palabra que nos humillemos ante Él (Miqueas 6:6-8; Lucas 14:11); quitando todo estorbo para que podamos ver su poder y su gloria obrando de una manera maravillosa en medio de su pueblo.

El orgullo es la raíz de donde proceden todos los demás pecados: envidia, soberbia, celos, amargura, crítica, descontento, etc.

Si anhelamos este avivamiento en tu propia vida, en la vida de tu iglesia y en nuestro país, tenemos que empezar por humillarnos, porque sin humillación no hay avivamiento.

Clamemos a nuestro Dios a una sola voz como iglesia:

JUNIO

Que recordemos qué y cómo hemos sido llamados por Dios.

Suele surgir una pregunta inquietante en las congregaciones ¿Dios desea que ocurra un avivamiento? Si contestamos bíblicamente, diríamos que sí y entonces ¿Por qué no lo hace? 2 de Crónicas 7:14-15 refiere las máximas del avivamiento. Comienza un Sí que indica una condición a cumplir, reflejando una promesa.

El rostro de nuestro Señor está siempre delante de los que lo buscan con un sincero corazón y lo quieren encontrar. ¿Podrías volverte de tus malos caminos? No hay manera de escapar de nuestra responsabilidad. Los creyentes se arrepienten y creen por medio del evangelio. Los que antes eran muertos espirituales pasan a ser una nueva creación. (Ro. 6:11; 1 P. 2:9; 1 Co 1:9).

El egocentrismo comienza a morir, oposición contra satanás y el mundo, hay lucha con el gozo de Cristo. Somos llamados, justificados y glorificados junto a nuestro Señor en los cielos. (Ro. 8:29-30; 1 Ped. 1:4-6). Debemos recordar cómo hemos sido llamados.

¡El avivamiento solo es posible para aquellos que han experimentado un nuevo nacimiento! Es la renovación personal a la vida espiritual. Es una unión, un regreso sincero a Dios y sus mandamientos. Un acto soberano de Dios.

Busquemos entonces su presencia, oremos considerando:

  • Que Dios nos haga volver de los malos caminos, confesando nuestra posición espiritual.
  • Examinemos nuestros pecados secretos y abandonémoslos.
  • Reconozcamos la falta de preocupación por los perdidos y los que sufren en el mundo.

JULIO

Que Dios nos enseñe a orar.

La oración es el aliento de la vida cristiana, resulta tan vital como el propio respirar para mantener nuestra vida espiritual con pulso, y sin embargo es un área que con frecuencia solemos descuidar o nos cuesta mucho trabajo perseverar en ella.

Orar es también una disciplina que requiere de perseverancia y práctica. Es por ello por lo que en una ocasión estando Jesús en oración en un lugar, justo a continuación uno de sus discípulos, impactado por lo que acababa de ver, le pide al Señor que les enseñase a orar (Lucas 11:1-4).

Necesitamos aprender a orar con humildad, reconociendo que no sabemos orar como debemos, pero confiando en que el Espíritu Santo intercede por nosotros con gemidos indecibles (Romanos 8:26). Debemos pedir a Dios que nos conceda el discernimiento necesario para orar con sabiduría y conocimiento de su voluntad.

La historia nos ha demostrado que todo avivamiento espiritual en la iglesia y en la sociedad ha sido precedido por un despertar de oración y clamor a Dios. En cada época en la que Dios ha obrado poderosamente, ha habido un pueblo que se ha levantado en oración y ha clamado por la intervención divina. ¡Señor, enséñanos a orar!

AGOSTO

Que Dios nos ayude a buscar su rostro.

Colosenses 2 y 3 nos recuerdan que tratar de mantener una lista de reglas no evitará que nos entreguemos a la carne. Los que hemos resucitado con Cristo debemos buscar las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Buscar el rostro de Dios implica poner la mente en las cosas de arriba. Debe haber una acción deliberada para dar muerte a todas las acciones pecaminosas que nos enfrenten. Buscar a Dios implica no sólo quitarse los hábitos pecaminosos, sino también vestirse de lo que agrada al Señor.

Is. 55:6 nos recuerda que el mejor momento para buscar al Señor es ahora mismo cuando se puede encontrar a Dios. El Señor es paciente para que ninguno perezca (2 Pe 3:9) Pero también hay un momento en que Dios te entregará a los deseos de tu corazón. (Rom. 1:24)

Puede estar en un momento en el que se pregunte por qué todo va mal sin esperanza. ¿Es demasiado tarde? 2 Crón. 7:14 nos da la promesa de que podemos experimentar la bendición de Dios después del fracaso. Una de las estipulaciones para una bienaventuranza es buscar el rostro de Dios. Buscar el rostro de Dios significa más que “gracias Señor por esta comida” o “Dios, por favor da trabajo a todos”. Esta búsqueda surge de un sentido de necesidad de restauración. En humildad debemos estar de acuerdo con Dios en que hemos pecado y nos hemos alejado de buscar a Dios. Debemos asumir la responsabilidad personal por la forma en que hemos fallado en obedecerle y glorificarlo. Buscar a Dios significa que queremos lo que Dios quiere y lo obedecemos preguntando “Señor, ¿qué puedo hacer? ¿Dónde encajo yo en tu plan? ¿Dónde puedo tener el mayor impacto para tu Reino?

SEPTIEMBRE

Que Dios nos santifique.

La palabra «conversión» proviene de un verbo que en hebreo y en griego significa volver o retomar y mantiene una estrecha relación con la palabra arrepentimiento que quiere decir pensar de manera diferente o reconsiderar. Esta es una de las manifestaciones poderosas del Espíritu Santo en un avivamiento, produciendo así un giro total en la vida del creyente y poniendo en él un vivo y ardiente anhelo en apartarse de las cosas de este mundo y los deseos de la carne para volverse y convertirse a Dios. Cuanto necesitamos esa gracia del Espíritu que santifica, que nos aparta del pecado y que nos hace reconsiderar nuestros caminos delante del Señor. Cuántas luchas batallan nuestra alma, cuanta oposición, cuantas heridas por nuestro pecado, pero ¿que leemos en 2 Crónicas 7: 14? Esta preciosa promesa: «Yo oiré desde los cielos y perdonaré sus pecados». Ciertamente, nada podemos hacer para disfrutar un avivamiento, pero Dios nos llama y nos exhorta una y otra vez: «Volveos a mi» Zacarías1:3; «Arrepentíos y convertíos» Hechos 3:19.

Dios nuestro, sólo tú eres santo, santo, santo; santifícanos, vuélvenos a ti y envía un avivamiento que impacte y sobreabunde en cada rincón de este mundo.

OCTUBRE

Que Dios obre en nuestras tierras para conversión

Tras un tímido despertar durante la Reforma, rápidamente sofocado por la Inquisición, nuestra tierra ha sido un erial, un desierto espiritual durante los últimos 500 años. Incluso tras desaparecer la Inquisición, hace dos siglos ya, hemos permanecido de espaldas a Dios como nación, viviendo en rebeldía contra Su voluntad, ofendiéndole y negando las enseñanzas de Su palabra.

Pero no siempre fue así. En esta misma tierra, Dios levantó siervos suyos en la iglesia primitiva. Aquí se impulsó la cláusula filioque (que enseña que el Espíritu fue enviado por el Padre, y por el Hijo), para beneficio de la iglesia universal. Esta es la tierra de Casiodoro de Reina, Cipriano de Valera, Antonio del Corro, y tantos otros siervos fieles a Dios, que valientemente predicaron el evangelio con riesgo de sus propias vidas.

Cuando Dios lo ha deseado, ha producido fruto en este sequedal, ha llenado de agua los oasis de nuestro desierto, porque nada ni nadie está fuera del alcance de la gracia del Señor. Dios prometió mediante Su profeta: Porque yo derramaré aguas sobre el sequedal, y ríos sobre la tierra árida; mi Espíritu derramaré sobre tu generación, y mi bendición sobre tus renuevos; y brotarán entre hierba, como sauces junto a las riberas de las aguas. Este dirá: Yo soy de Jehová; el otro se llamará del nombre de Jacob, y otro escribirá con su mano: A Jehová, y se apellidará con el nombre de Israel (Isaías 44:3-5).

Señor, te suplicamos, haz correr de nuevo entre nosotros las aguas del evangelio, para que como nación proclamemos tu gloria ante las naciones.



Pasión por el Evangelio 2023

27 y 28 de octubre 2023

Un año más nos veremos en Madrid para celebrar nuestra conferencia Pasión por el Evangelio. Muchos nos hablan de la gran bendición de juntarse con hermanos y amigos alrededor de la Palabra de Dios. En esta ocasión los hermanos a Sugel Michelen, José Moreno y Juan Hanna han sido encargados con la gran responsabilidad de tratar el tema del Avivamiento. Examinaremos juntos las características y ejemplos de los aviamientos, por qué tarda en venir y qué podemos hacer para prepararnos para la obra de Dios. Con gran cuidado nuestros expositores invitados nos llevarán a las Escrituras y después a los libros de historia. Todo con la meta de que terminemos cada uno implorándole a Dios: ¡Avívanos, Señor!

Nota: Este año volvemos al Auditorio Betel: C/ Antonia Rodríguez Sacristán 8, Madrid 2


*Texto tomado de Avivamiento: Un pueblo rebosante de Dios (Brian Edwards) – Editorial Peregrino

Pasión por el Evangelio

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COMPROMETIDOS CON EL EVANGELIO DE JESUCRISTO